Imagínate por un momento lo que está porción de su palabra nos está declarando. La tierra y su plenitud, todo lo que en ella existe, es propiedad de Dios.
El es el dueño de todo lo que nosotros vemos y aún no hemos visto. Dios es el dueño de todo.
Si a Él le pertenece todo, entonces cuando tú y yo tenemos necesidad de algo debemos acudir primordialmente a Él.
Dejemos de perder nuestro tiempo buscando una respuesta terrenal, vayamos directamente al dueño.
“De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.”
— Salmos 24:1
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