Es triste cuanto tiempo perdemos cuando nos vemos como las víctimas de nuestra historia. Nos vemos a nosotros mismos como aves con las alas dañadas. Convencidos de que el daño es demasiado severo y jamas volveremos a volar. Y cada vez que se nos da la oportunidad de volar, en nuestras mentes repetimos el guion que hemos memorizado. Mis alas han sido dañadas y jamas volveré a volar.
En la escritura encontramos la historia de Jacob. Desde antes de nacer este hombre demostró una ambición increíble por ganar. Cuando nació Jacob venía venia agarrado del calcañal de su hermano Esau. Jacob siempre lucho por ser más, por alcanzar más.
En toda su vida el hizo todo lo necesario por ganar, sin importarle hacer trampa. Finalmente le termina robando a su hermano y provocando un problema que provoco una reacción violenta departe de su hermano y Jacob tuvo que huir.
La historia de Jacob era una de engaño y de ambición. Pero él llega a un punto en su vida en la que su pasado lo alcanza. Él estaba seguro que de aquí no pasaba. Este era su final. Pero en esa situación él tiene un encuentro con Dios. Y Dios le cambia su nombre de Jacob a Israel. No solo fue un cambio de nombre, fue un cambio de identidad y de destino. Dios invirtió el guión de Jacob. El guion original decía que el era un usurpador, pero ahora decía que el había luchado y había prevalecido. Jacob confronta su situación y su hermano le perdona la vida. De ahí Jacob, que ahora se le había cambiado el nombre a Israel, se convierte en el padre de una gran nación. A pesar de todo lo que le sucedido, Jacob aprendió a prevalecer y así cumplir con el plan de Dios para su vida.
Es importante que entiendas que la forma en la que tú hablas acerca de tu experiencia causa mayor daño que la misma experiencia.
Por naturaleza nos gusta echarle más salsa a nuestros tacos, pero debemos tener cuidado de no quedar atrapados por nuestra interpretación de nuestra experiencia.
Liberate hoy de esa interpretación. Encuentrale propósito a tu proceso.
Hace unos días mi esposa, Laura, me contaba acerca de cómo las águilas preparan su nido. Y es interesante que La base del nido esta compuesto de ramas y palitos con puntas. Y sobre de ellos él águila los cubre con plumas para proteger a los aguiluchos. Al tiempo designado el águila quita las plumas y las puntas empiezan a incomodar al aguilucho al punto de que sale del nido y empieza su jornada de aprendizaje.
Es cierto que él salir del nido fue doloroso pero fue necesario. Solo saliendo del nido pudo él aguilucho aprender a volar.
Invierte el guion, cambia la historia de tu experiencia y atrévete a volar una vez mas.